Que gran noche la de aquel día

La noche de ayer pasará a la historia del Barça y de la Copa del Rey. El Barça goleó al Athletic y se coronó rey de copas. Un total de 25 en sus vitrinas. El primer título de Guardiola como entrenador en su primer año. Colosal. La noche será recordada por la afición, por la pasión y el gusto por el buen fútbol, los colores, y la cantera. El Athletic mantiene esa filosofía única de sólo contar en sus filas con los jóvenes de su tierra, algo admirable, y para mi, digno de ser ovacionado. Uno se identifica con unos valores, con una gente a la que se siente cercano, de ahí que 40.000 aficionados bilbaínos se desplazasen a la capital del Turia a aupar a su equipo a un título que no llegó, ni siquiera veinticinco años después, y lo hicieron a sabiendas de que sólo la mitad de los aficionados podrían entrar en el estadio. Es algo nunca visto. El amor por su equipo fue una gran victoria de los de Caparrós. Ver a Etxeberría llorar, al único jugador de la liga española que trabaja sin cobrar nada a su club por el agradecimiento por los 14 años que le han dejado vestir esa camiseta de la que se siente orgulloso, es algo estremecedor.

Ganó el fútbol. El Bilbao salió con todas las ganas del mundo, a comerse el mundo, como hay que hacer. Una inyección de motivación imposible de contrarrestar. Futbolísticamente colgando balones a la olla, practicando el juego aéreo, alejando el balón de su puerta con pases largos, buscando el rechaze, poniendo músculo y fibra, corriendo sin parar... y le funcionó. A los 8 minutos, a la salida de un corner, tenía Toquero la posibilidad de entrar en la historia, gracias a su gol de cabeza y a romper con el guión. El Bilbao estaba cómodo, iba a por todas. El Barça no sabía aún cómo encarar el partido y Guardiola se cabreaba en la banda.

El míster había puesto toda la artillería sobre el campo, dejó en el banquillo a los que nunca juegan. Sacó a los mejores como viene haciendo en este tramo final. Ojo a lo que vengo comentando últimamente de Gudjohnsen y su desaparición, un jugador que hizo 3 goles en las 10 primeras jornadas y luego se ha ido borrando. La delantera Messi-Eto'o-Bojan como comentamos aquí, pero luego cambió los planes de todos y rompió los esquemas de los analistas volviendo a apostar por Touré en defensa, para que su espacio en el centro del campo lo ocupase Busquets, con una defensa de cuerpo y fuerza: Alves, Puyol, Pique, y Touré.

Con la ventaja del gol y los primeros 20 minutos transcurridos el partido fue cambiando. El Athletic luego del arreón inicial tenía que demostrar a qué jugaba y los leones empezaron a ser controlados. Es triste lo que voy a decir pero si ven las grabaciones se darán cuenta; el equipo vasco no hizo nada más en todo el encuentro. Fue como si todo su plan fueran las ganas, el impulso, la fe. Futbolísticamente nada. Entonces el Barça que sabía que no podía sino darle velocidad al balón y cansar a los vascos a base de toque y más toque se lo tomó de la mejor manera. Encerró al equipo contrario en su campo no sucumbió a la presión, y Touré se calcó una jugada individual sorteando tres rivales y chutando desde fuera del área para meter un gol genial. Media hora de juego y empate. En la celebración hizo un corte de mangas innecesario pero de inmediato los barcelonistas pidieron perdón por el desprecio. De ahí al final de la primera parte el Barça siguió a lo suyo. La situación era tensa porque todo se habría de nuevo. Y se llegó al descanso.

Con una segunda parte por jugar y empate en el marcador, podía pasar de todo. Muchos pensamos que el Athletic saldría de nuevo a tope a por el partido animado por una grada repleta y por la ocasión histórica, pero no fue así. Salió sabiendo que llegar hasta ahí había sido una proeza, que quedaban 45 minutos y que enfrente tenían a un equipo que estaba jugando un fútbol sublime. En los primeros veinte minutos de la segunda parte el Barça se gustó, quiso ganar y ganó. Messi, que no dejó de intentarlo todo el partido, hizo el segundo del equipo blaugrana, luego una buena jugada de Bojan, la culminó de forma exquisita y obtuvo el reconocimiento de la grada. Y por último, Xavi, que capitaneó al equipo con la clase que sólo el mejor jugador de la Eurocopa tiene, colocó una falta al borde del área en la mismísima cruceta. ¡Golazo!

La afición empezó a celebrarlo y a enloquecer. La gloria para este equipo lleno de jugadores jóvenes, de canteranos, y de un entrenador empeñado en estar callado, ser humilde, y jugar al ataque, para que propios y extraños disfruten. Fue tal la superioridad que el Bilbao ya ni intentó en los 20 minutos que le quedaban aportar algo más. La actitud de la afición fue soberbia. Sólo un aficionado -detenido posteriormente por la policía- que lanzó una botella que impactó en Alves (sin mayor trascendencia afortunadamente) enturbió la fiesta que se vivió. Una lástima que la gente de Bilbao, que tomó las calles de la ciudad, en una noche inolvidable, se quedasen sin premio, pero ha merecido la pena sólo por haber llegado a la final y haber demostrado el apoyo incondicional a su equipo como lo han hecho.

El Barça ganó anoche la copa. Es el primero de los tres a los que opta y esperemos que no el último. Está a un paso de la gloria más absoluta. Nunca antes se ha conseguido algo igual. ¡¡Suerte campeones!!

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