12 de junio

El próximo viernes será uno de los días más importantes para el futuro de la Fórmula 1. La FIA revelará la lista de equipos que participarán en el campeonato del año próximo. En un año normal esto no ocurre hasta noviembre o diciembre, sin interferir en la temporada. Sin embargo, este año la FIA ha querido echar un pulso a los equipos. La FIA pretende imponer dos reglamentos técnicos, uno para aquellos que acepten el límite voluntario de presupuestos y otro para los que lo superen.

Hasta hace poco tiempo, los equipos eran simplemente competidores que no se pondrían de acuerdo entre ellos para lograr ningún objetivo común. Esto cambió al crearse la FOTA (Formula One Teams Association). Esta asociación crea una nueva fuerza de poder en la F1 que puede llegar a molestar a las habituales: la FIA y los dueños de los derechos comerciales (CVC, representados por Bernie). El objetivo de la FIA al presionar a los equipos a inscribirse a toda prisa en un campeonato con unas reglas imposibles responde al intento de desestabilizar a la FOTA. Hasta el momento los equipos han reaccionado bien, aunque Williams y Force India han presentado inscripciones sin condiciones.

El plazo para inscribirse en el campeonato del 2010 finalizó el viernes 29 de mayo. Los participantes debían inscribirse y decidir si se acogerían al límite presupuestario. El número de entradas que se registraron en la FIA fue de unas 20, aunque no han sido desveladas. Entre ellas hay muchos equipos de los que se duda puedan realmente correr, incluso acogiéndose al límite presupuestario. Entre los equipos nuevos destacan las inscripciones de Prodrive (liderado por David Richards apoyado por Aston Martin), USGP, Lola o Superfund (con la ayuda de Alex Wurz). Williams se inscribió a espaldas de la FOTA y la asociación suspendió su pertenencia, aunque no fue expulsada; lo mismo puede ocurrir con Force India.

El resto de los equipos que compiten actualmente en la F1 presentaron una inscripción con condiciones, sus inscripciones sólo son válidas si las reglas del 2009 son extendidas al 2010. Entienden que han llegado a un acuerdo para reducir costes de una manera ordenada durante los próximos tres años. Esperan firmar un nuevo Acuerdo de la Concordia antes del viernes.

Si la FIA rechaza a los equipos de la FOTA, podríamos tener dos escenarios posibles. El primero sería la formación de un campeonato alternativo. Los equipos tendrían muchos problemas legales para la utilización de los términos "Formula 1" y "World Championship", el primero como marca registrada y el segundo protegido por la FIA. La creación de dos campeonatos rivales siempre ha resultado siendo un negocio desastroso para ambas. El ejemplo de la IRL y la CART americanas es la última prueba de ello, rivalidad que aprovechó la NASCAR para convertirse en la competición de referencia en Estados Unidos. Incluso el poco tiempo disponible para preparar el campeonato sería un problema.

La otra opción si la FIA rechaza la entrada de los equipos de la FOTA es la caída de esta organización. Algunos de los constructores aprovecharían la excusa perfecta para retirarse de la F1 sin dañar su imagen: Renault, Toyota y BMW. Aunque tienen un acuerdo comercial para competir hasta 2012, no se espera que esta situación llegue a una disputa judicial. Esto nos dejaría con Ferrari, McLaren, Brawn, Red Bull y Toro Rosso. Estos equipos tendrían que comprar las inscripciones al campeonato a algunos de los que las hayan recibido y que no tengan la infraestructura suficiente para hacer correr realmente a una escudería la próxima temporada.

La posibilidad de que la FIA y la FOTA lleguen a un acuerdo antes del viernes parece cada vez más remota. En el caso de que el reglamento técnico se amplíe al año que viene, ninguno de los nuevos equipos parece viable; las reducciones del presupuesto tendrían que ser muy importantes.

La situación actual recuerda a algunos de los errores habituales de la F1 en los que ninguna de las partes gana. El problema subyacente es el reparto de los derechos comerciales, la mitad de los cuales van a manos de CVC, una empresa que no aporta nada a la competición. Lo único que nos queda es esperar que los responsables no vuelvan a cometer lo errores del pasado.

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