GP Brasil: Jenson y Ross sellan los títulos

Interlagos se ha convertido en los últimos años en el circuito que corona campeones. Desde que en 2005 Fernando Alonso certificase su primer título en el circuito brasileño, todos los años se ha repetido esta situación. No importa si la carrera se disputa última en el campeonato, penúltima o a tres del final. Este año Jenson Button ha sido el triunfador, con una carrera tan deslucida como la mayoría del británico desde el Gran Premio de Turquía. Desde entonces sólo ha subido al podio en Monza.

La última vez que un piloto ganó un mundial aprovechando un buen comienzo de campeonato fue precisamente Alonso en 2005, con la diferencia de que Fernando subía regularmente al podio en las últimas carreras. En aquella ocasión los medios británicos discutían amargamente el merecimiento del título del español, escudándose en el hecho del número de victorias en la temporada. Finalmente, la temporada terminó con un empate en victorias entre Alonso y Raikkonen. Curiosamente, el año pasado Hamilton terminó con menos victorias y no retomaron el debate. Seguramente este año se les vuelva a olvidar.

El fin de semana de Jenson no empezó bien, aunque ya se habrá acostumbrado. La sesión pasada por agua le dejó eliminado en la Q2 al no cambiar a intermedios cuando los demás coches que progresaron sustituyeron los neumáticos de lluvia extrema. A pesar de la frustrante calificación, Jenson apenas tuvo que esperar a que sus rivales y los demás pilotos cometieran errores. Sebastian Vettel era eliminado en la Q1, antes incluso que el inglés, y dilapidaba sus aspiraciones en el campeonato. Rubens Barrichello se desinflaba en carrera, probablemente con un setup intermedio entre agua y seco. No teniendo bastante con ello, pinchaba una rueda trasera contra el alerón delantero de Lewis Hamilton al luchar ambos por la posición. Aprovechándose de ello, Jenson condujo una buena carrera para alcanzar el quinto puesto y arriesgó al principio cuando tenía que arriesgar para poder quitarse a Kamui Kobayashi. El debutante japonés no pareció sentirse incómodo por llevar tras el al futuro campeón.

Para redondear la fiesta, el equipo Brawn también consiguió el título de pilotos. Sólo necesitaban medio punto más en su casillero, con lo que era una tarea sencilla. Vistos los resultados, no se puede sino alabar la astucia y la gestión de Ross Brawn para resucitar de entre los muertos al equipo Honda. La confianza en el coche que presentaron en Melbourne era completa por parte del inglés, ya que la apuesta de asumir la estructura de Honda fue muy arriesgada. Aún así, no debemos engañarnos y pensar que esta es la victoria de un equipo debutante al uso. El Brawn GP es uno de los coches en los que más dinero se ha invertido en la historia de la F1. Los problemas del equipo han venido al tener que financiar las evoluciones más que del diseño inicial. El próximo año tendrán que sacar algo de la chistera para poder defender el campeonato dignamente.

El ganador del Gran Premio en Interlagos fue Mark Webber, pero su victoria quedó totalmente eclipsada por la resolución del campeonato del mundo. La mitad de la victoria de Webber la consiguió bajo la lluvia del sábado. Su primera línea, con más carga de gasolina que Rubens, le daba unas grandes posibilidades de pasar en la primera parada. Además, Mark se vio ayudado por no recibir una penalización al mandar a Kimi a la hierba y arrancarle el alerón delantero en la primera vuelta. Sin duda, hubiese sido una sanción más merecida que la que recibió en Singapur. La sorpresa del día fue Robert Kubica. En una carrera sin alardes pero con un buen ritmo consiguió ascender desde la octava hasta la segunda posición final. Si bien los incidentes de la primera vuelta le ayudaron en su carrera, no era previsible que el coche alemán tuviese un ritmo de carrera que aguantase a los mejores.

La parte mala de la carrera vino de parte de los comisarios. Es incomprensible que la sanción a Heikki Kovalainen se produjese después de la carrera siendo un incidente muy claro y en la primera vuelta de carrera. Es necesario para captar la atención de los espectadores que el resultado de la carrera no se modifique mucho tiempo después del final. Sería bueno para todos que se marcase un límite máximo de vueltas para sancionar un incidente y cualquier otra sanción posterior se aplicase en la carrera siguiente. Lo que es sangrante de este caso es la gravedad y claridad del caso. Heikki sale del box con la manguera enganchada y soltando combustible provocando un incendio en el Ferrari de Kimi, que marchaba tras él. La misma situación, sin incendio, se produjo en el coche de Felipe Massa en Singapur el pasado año y la sanción no se hizo esperar. ¿Por qué en esta ocasión no se aplicó el mismo rasero? ¿Es este incidente menos grave que el que tuvo Fernando Alonso en Hungría, por el que Renault fue descalificado del GP de Europa? Creo que estas preguntas no necesitan respuesta.

1 comentarios:

Alvaro dijo...

Lo de los comisarios no ha sido un caso aislado ni mucho menos, llevan todo el año tomando unas decisiones incomprensibles ¿aquí no hay "nevera" como para los árbitros de fútbol?

Yo quería comentar una cosa ahora que ya se ha resuelto el campeonato. Todas las reformas del reglamento que introdujeron este año se supone que eran para favorecer el espectáculo (KERS, aerodinámica, los neumáticos slick...) y yo pienso que no lo han conseguido en absoluto.

Lo del KERS ha sido un fracaso para tirarse de los pelos, y luego las carreras han sido en general igual de aburridas que otros años. No ha abido más adelantamientos, no ha habido diferentes estrategias, nada de nada.
Encima lo que ha pasado es que al principio hubo tal confusión con las nuevas normas que el que mejor se adaptó a ellas (o más bien las toreó) que fue Brawn, sacó tal ventaja que el resto del campeonato ha sido puro trámite. Eso no es más espectáculo, al menos para mi.

Debería pensarselo mejor la FIA cada vez que cambia la normativa. A ver que tienen preparado para 2010, pero seguramente más de lo mismo.

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